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Posted by Café Fútbol on 10:03


Aprovechando la (primera) finalísima de la Santander Libertadores (de la que espero una crónica de Garrincha) "reposteo" un pequeño retrato de la Liga de Quito. Tras el espectacular 4-2 de la ida, ¿estaremos ante el primer campeón ecuatoriano de la Libertadores?

Encajonada entre el volcán Pichincha y otras montañas, Quito tiene una forma realmente curiosa: para su tamaño (unos dos millones de habitantes), es una ciudad muy estrecha, pero increíblemente larga. Y en esos eternos kilómetros de longitud, obviamente, caben muchas historias de fútbol, muchos grandes equipos, como el del que hoy vamos a hablar, la Liga Deportiva Universitaria de Quito.
Según Fernando Bustamante, en la Biblioteca del Fútbol Ecuatoriano, los equipos quiteños son el reflejo de una especie de lucha de clases larvada. Así, el Aucas representaría a las clases bajas y obreras, el Deportivo Quito sería el club de la pequeña y mediana burguesía tradicional y la Liga toma el lugar de las clases medias y altas (mientras que El Nacional estaría en otra onda, dado su condición militar). Quizás el argumento sea algo esquemático, pero bastante de eso hay.
En realidad, La Liga tiene bastantes cosas en común con el Real Madrid: visten de blanco (uno de sus apodos es Los Albos, que algunos relacionan, en su origen, también con el color de la piel de sus jugadores), representan a la clase bien (como club fue fundado en 1918 por unos estudiantes universitarios), en teoría intentan la excelencia en el juego (uno de sus primeros apodos fue también La Bordadora) y su mayor enemigo es el Barcelona (de Guayaquil, claro).
Para que la comparación fuera totalmente completa faltarían quizás algunos títulos más, ya que ocupa la cuarta posición en número de ligas conquistadas: son nueve, por trece para El Nacional (si parecen pocas, recordemos también que el campeonato ecuatoriano se inicia sólo en 1957, habiendo antes únicamente torneos provinciales).
A pesar de eso, últimamente las cosas van bien por la Casa Blanca. En 1999 (entrenados por un tal Pellegrini), la LDU consiguió su segunda liga consecutiva, con una serie de jugadores que poco más tarde saltarían a la fama de los Mundiales con su (sorprendente) selección: Ulises de la Cruz, Eduardo Hurtado, Jacinto Espinoza. Y desde entonces el equipo blanco mantiene una excelente relación con los años impares, proclamándose campeón en 2003, 2005 (año en que se jugó en modo apertura/clausura) y, en el último torneo, en 2007.
El campeonato actual se presenta quizás algo más incierto: han perdido a su gran estrella, Christian Lara (así como a otros jugadores importantes como E. Tenorio) y no pueden igualar el presupuesto de clubes como Barcelona (que ha gastado una fortuna en renovar la plantilla). Pero han sabido mantener al paraguayo Vera (un buen centrocampista), al Tin Delgado y a Ambrosi, a los que ahora se suman el mítico Kaviedes y el portero Viteri. Y, total, sería bueno no fiarse de los presupuestos, porque la aristocracia sabe mantener su clase sin necesidad de gastar enormes sumas de dinero.