Probando

Posted by Café Fútbol on 18:09
Bien al norte de Brasil, cerca de las fronteras con Guyana y Surinam, se ubica el estado de Pará, donde Giovanni comenzó a darse a conocer hace casi dos décadas. Después de jugar en categorías infantiles para el Taça Luz, se trasladó a Belem para vestir la camiseta del Tuna Luso. No pasó demasiado tiempo hasta que sus goles llamaron la atención del Remo, uno de los dos clubes más emblemáticos de una zona no demasiado exitosa a nivel futbolístico. Así comenzó su carrera, que entraría en una notable curva ascendente apenas un tiempo después.

Bien al norte de Brasil, cerca de las fronteras con Guyana y Surinam, se ubica el estado de Pará, donde Giovanni comenzó a darse a conocer hace casi dos décadas. Después de jugar en categorías infantiles para el Taça Luz, se trasladó a Belem para vestir la camiseta del Tuna Luso. No pasó demasiado tiempo hasta que sus goles llamaron la atención del Remo, uno de los dos clubes más emblemáticos de una zona no demasiado exitosa a nivel futbolístico. Así comenzó su carrera, que entraría en una notable curva ascendente apenas un tiempo después.

Habiéndose consagrado campeón estadual, Giovanni cometió el sacrilegio de dejar Remo para sumarse a las filas del eterno rival: Paysandu. Sin embargo, ni siquiera llegó a vestirse de celeste antes de ser traspasado al Sãocarlense, un pobre equipo paulista casi extinguido que permanece bajo licencia desde hace ya cuatro años. Claro que no duraría mucho en esta institución, porque ese mismo año se mudó Santos, donde rápidamente se convirtió en ídolo. Sus buenos desempeños también le valieron un lugar en la selección, con la que debutó en mayo del 95 ante Israel.



Para entender el cariño que la gente le tiene en Vila Belmiro es necesario remontarse al Brasileirão de 1995. Después de obtener el mejor puntaje durante la fase regular, al Peixe le tocó enfrentarse a Fluminense en instancia de semifinales. El partido de ida, en tierra carioca, vio a Giovanni convertir un gol que no sirvió de mucho, porque el tricolor venció por 4-1 y la serie parecía sentenciada. Pese a los pronósticos desfavorables, la vuelta terminó en un increíble 5-2 para el local, que terminó clasificando al Alvinegro para la gran final y consagrando a su delantero estrella con dos tantos. Volvió a convertir en la ida del encuentro decisivo, pero el Botafogo de Túlio fue superior y se llevó el trofeo por un escaso margen.

Ese torneo sería casi lo último de su repertorio en Santos, porque tras ser goleador del Paulista en 1996 fue transferido al Barcelona, con el que ganó la liga española en los años98 y 99. Justamente tras su primera coronación europea le llegó el premio internacional más grande de su carrera: Mario Zagallo lo incluyó entre los 23 elegidos que intentaron defender el tetracampeonato del mundo en Francia. Para ese entonces, su palmarés ya incluía el título de la Copa América, conseguido en 1997.

La carrera de Giovanni iba en franco ascenso y su nombre iba siendo cada vez más reconocido internacionalmente, hasta que de un día para otro dejó de vestir la camiseta blaugrana y pasó al exótico mundo del fútbol griego. Desde lejos podría considerarse una decisión al menos extraña, pero su calidad lo llevó a ser considerado como uno de los mejores exponentes de la historia de la liga helénica. Con el Olympiakos ganó cinco campeonatos en seis temporadas, fue goleador de la liga en una de ellas y siempre se mantuvo como el mejor jugador del equipo.

Pasada la barrera de los treinta, su carrera comenzó a apagarse. Volvió a Santos, donde mostró algún destello de su inagotable talento pese a que ya no era el mismo. Los años habían pasado, y tras la asunción de Wanderley Luxemburgo debió cambiar de aires nuevamente. Tentado por los millones del fútbol árabe pasó por Al Hilal con el objeto de terminar su carrera en medio oriente, pero a los pocos meses tuvo un regreso a Grecia con el Ethnikos. Apenas duró una temporada en Atenas antes de volver a Brasil para sumarse al Sport.